sábado, 27 de febrero de 2016

Aliens



Se denomina extraterrestre a todo ser vivo originario de algún sitio del Cosmos ajeno a la Tierra o a su atmósfera. Aunque la palabra extraterrestre se emplea para todo aquello que es ajeno a la Tierra, la mayor parte de las personas sólo la tiene en cuenta al referirse a los seres provenientes del espacio exterior. Los científicos creen que los extraterrestres son iguales a las personas humanas físicamente por 5 dedos, un cráneo y caminar en una posición igual al de la especia humana. Capaz que los aliens pueden ser nuestra evolución después de millones de años y viajan al pasado para estudiarnos y como fue el modo de nuestra vida.


Actualmente, se asocia la idea de extraterrestre con la del fenómeno ovni, pero no siempre ha sido así. Y aunque el avistamiento de extraños vehículos y fenómenos aéreos es quizás muy antiguo, su asociación con los extraterrestres es históricamente muy reciente. Quizá el caso que llevó a asociar a los ovnis con los extraterrestres sea el caso de Kenneth Arnold, que afirmó haber avistado «platillos voladores» cerca del Monte Rainier el 24 de junio de 1947, en el estado de Washington, Estados Unidos. Luego de hacer públicas sus afirmaciones, multitud de personas informaron haber sido testigo de avistamientos en los Estados Unidos, fenómeno que no ha cesado hasta el presente, y que se extiende a lo largo y ancho del planeta.

Estrellas & Novas

Explosiones Estelares:
Cuando una estrella como el Sol muere, expulsa sus capas exteriores al espacio, dejando su núcleo, caliente y denso, enfriándose a lo largo de las eras. Pero otros tipos de estrellas expiran con unas explosiones titánicas, llamadas supernovas. Una supernova puede brillar como toda una galaxia de miles de millones de estrellas “normales.” Algunas de estas explosiones destruyen por completo la estrella, mientras que otras dejan una estrella de neutrones súper densa, o un agujero negro –un objeto con una gravedad tan potente que ni siquiera la luz puede escapar de él.


Supernovas:
Hay dos tipos principales de supernovas, conocidas como Tipo I y Tipo II, definidas por el espectro de la materia que se expulsa al espacio y por el modo en que las estrellas resplandecen y se apagan.


Las supernovas de Tipo I más conocidas son las llamadas Tipo LA. Una Tipo LA probablemente tiene lugar cuando una estrella enana blanca –el “cadáver” de una estrella de masa mediana, como el Sol- explota en pedazos.

Los astrónomos sospechan de las enanas blancas porque las supernovas de Tipo LA normalmente ocurren en regiones del espacio que contienen principalmente estrellas más viejas, lo que sugiere que una Tipo Ia es la explosión de una estrella de larga vida. Las estrellas que viven mucho tiempo no pueden tener mucha masa, lo que apoya la teoría de las enanas blancas. Y los espectros de las supernovas de Tipo LA apenas muestran hidrógeno, el elemento más común del universo, sino mucho carbono y oxígeno, los componentes de las enanas blancas.


Las estrellas que producen las supernovas de Tipo II se forman probablemente en los brazos espirales de las galaxias –regiones pobladas por muchas estrellas jóvenes y brillantes- y no viven lo suficiente para alejarse de su lugar de nacimiento. Como viven muy poco, estas estrellas deben de ser masivas.

El brillo de una supernova de Tipo II culmina tras una semana o dos y permanece constante hasta dos meses después. Luego disminuye drásticamente, y durante los meses siguientes mantiene un brillo apagado y constante los meses siguientes. El patrón de emisión de luz a lo largo del tiempo concuerda con la explosión de una estrella “supergigante.”



Una supergigante atraviesa una serie de etapas que producen elementos cada vez más pesados en su núcleo de hidrógeno a helio, carbono, oxígeno y demás. Pero esta serie acaba de manera violenta cuando el núcleo se convierte en hierro. El hierro no puede producir energía nuclear, sólo puede absorberla. Como ya no puede producir energía, la estrella pierde su fuente de presión interna y se colapsa.
Cuando el colapso alcanza una densidad crítica se detiene. En ese momento, la materia del núcleo de la estrella está tan comprimido que un bloque de su material del tamaño de un terrón de azúcar pesaría millones de toneladas. El núcleo se ha convertido en una estrella de neutrones, un objeto más masivo que el Sol, de sólo unas millas de diámetro.

Galaxias



Durante la mayor parte de nuestra historia, los seres humanos sólo pudimos observar las galaxias como unas manchas difusas en el cielo nocturno. Sin embargo, hoy sabemos que son enormes agrupaciones de estrellas y otros materiales.
De hecho, nuestro Sistema Solar forma parte de una galaxia, la única que hemos visto desde dentro: La Vía Láctea.
Siempre la hemos conocido aunque, naturalmente, en la antigüedad nadie sabía de qué se trataba. Aparece como una franja blanquecina que cruza el cielo y, de ahí, toma su nombre: camino de leche.




CLASES DE GALAXIAS

Galaxias Elípticas:
Algunas galaxias tienen un perfil globular completo con un núcleo brillante. Estas galaxias, llamadas elípticas, contienen una gran población de estrellas viejas, normalmente poco gas y polvo, y algunas estrellas de nueva formación.
Las galaxias elípticas tienen gran variedad de tamaños, desde gigantes a enanas. En la foto, la elíptica Galaxia del Sombrero.
En las galaxias elípticas la concentración de estrellas va disminuyendo desde el núcleo, que es pequeño y muy brillante, hacia sus bordes.


Galaxias Espirales:
Las galaxias espirales son discos achatados que contienen no sólo algunas estrellas viejas sino también una gran población de estrellas jóvenes, bastante gas y polvo, y nubes moleculares que son el lugar de nacimiento de las estrellas.
Generalmente, un halo de débiles estrellas viejas rodea el disco, y suele existir una protuberancia nuclear más pequeña que emite dos chorros de materia energética en direcciones opuestas.

Existen otras galaxias intermedias entre elípticas y espirales, llamadas lenticulares o lenticulares normales.


Galaxias Irregulares:
Las galaxias irregulares se simbolizan con la letra I ó IR, aunque suelen ser enanas o poco comunes. Se engloban en este grupo aquellas galaxias que no tienen estructura y simetría bien definidas. Se clasifican en irregulares de tipo 1 o magallánico, que contienen gran cantidad de estrellas jóvenes y materia interestelar, y galaxias irregulares de tipo 2, menos frecuentes y cuyo contenido es difícil de identificar.
Las galaxias irregulares se sitúan generalmente próximas a galaxias más grandes, y suelen contener grandes cantidades de estrellas jóvenes, gas y polvo cósmico.